El Alfredo Harp Helú se llenó de aficionados quienes presenciaron la revancha medio siglo después
Diablos Rojos tardó medio siglo en cobrar revancha ante los Yanquis de Nueva York. Este domingo de pelota, los escarlatas vencieron 4 a 3 a los Bombarderos del Bronx en una tarde pletórica en el estadio Alfredo Harp Helú, donde los aficionados abarrotaron las gradas.
Desde aquellos juegos de marzo de 1968, cuando los Bombarderos del Bronx perdieron el primero y ganaron el segundo, quedó pendiente esta revancha.
El flamante Trevor Bauer se estrenó como abridor de los Diablos y consiguió los tres outs apoyado por la solvencia de sus compañeros a la defensiva. Pasaron nombres fulgurantes como Giancarlo Stanton y Oswaldo Cabrera, pero se marcharon de regreso al dogout sin hacer daño con el bate. Pero en la segunda entrada el nuevo serpentinero escarlata se lució al sacar el turno ileso, con bases llenas y Anthony Volpe ponchado abanicando. A esto se viene a un parque de pelota en domingo. Bauer lanzó tres entradas completas, en las que recibió cuatro imparables, regaló dos bases por bolas y ponchó a tres.
Los escarlatas le pusieron más emoción al juego. En el cuarto rollo, Robinson Canó bateó un cuadrangular que salió por el jardín derecho. La hipérbole incomparable del beisbol diría que aquella bola llegó hasta las calles del Bronx. El público sentía que había espacio para una revancha con medio siglo de atraso.
Y en la sexta, Canó bateó un doble con una línea a lo profundo del jardín izquierdo. Un out de sacrificio de Japhet Amador, el Gigante de Mulegé, impulsó la carrera del dominicano. Ya encendidos, Aristides Aquino conectó un sencillo productor que anotó José Rondón. Un inning emotivo para los escarlatas con dos rayitas para la causa.
El mexicano Víctor González subió a la loma para lanzar por los Yanquis en la séptima, esa que llaman la fatídica. Y lo fue para el de Nayarit porque Canó estuvo inspirado y ahora pegó una línea productora de la cuarta carrera de los Diablos, anotada por Juan Carlos Gamboa. El dominicano ya llevaba en la cuenta un jonrón, una anotada y otra impulsada.
La novena entrada fue de drama. A un out de que los Diablos consumaran la blanqueada, los Mulos lograron mover la pizarra con un doble de Carlos Narváez que impulsó dos carreras, una de Greg Allen y otra de Jared Serna.
Para cerrar a la Diabla, es decir, haciendo malabares con el destino, Cole Gabrielson conectó un doble que impulsó a Carlos Narváez para anotar otra y quedar a una de un empate. El último out a José Rojas se sufrió como sólo los Diablos Rojos saben. Estos Pingos sí que saben jugar con las emociones de su gente.